“There are known knowns. These are things we know that we know. There are known unknowns. That is to say, there are things that we know we don’t know. But there are also unknown unknowns the ones we don’t know we don’t know.” – Donald Rumsfeld

Hay algo liberador en decir «No sé» a viva voz. Es como si, luego de haber negado nuestra propia naturaleza imperfecta -humana-, aceptarla nos habilita a existir, aunque no tengamos todas las respuestas.

Mi lugar soñado para sentarme a aprender algo nuevo. The Last Bookstore (DTLA)

 

No me malinterpreten, amo saber. Más de la mitad de mi semana se reparte entre cursos, charlas, talleres, lecturas y demás. Cuando no estoy aprendiendo, estoy escribiendo o hablando sobre lo que sé. La diferencia es que, en los últimos años, descubrí el enorme placer de escuchar con atención y absorber información.

Es como cruzar un puente, que empieza en la ignorancia y me acerca hacia algo nuevo e interesante.

Por eso me cuesta tanto entender por qué está mal visto aceptar nuestra ignorancia. «Nadie nació aprendido» decía mi abuela y tenía razón. Pero nos condicionan para negarlo y, en cambio, posar como sabelotodo.

Viendo televisión hace unos días, encontré un segmento en el que un periodista catalogaba a otro de idiota por haber admitido al aire que desconocía un dato. Acto seguido, el periodista «sabelotodo» repitió varias veces ese dato, con un tono condescendiente y burlón. Su objetivo era claro: nadie debía dudar de que él sí tenía todo el conocimiento… Aunque sea público y notorio que cualquier información sobre el coronavirus, la pandemia y las vacunas no está ni cerca de ser definitiva y contundente.

Si los médicos e investigadores que han seguido el tema desde el principio han admitido la falta de respuestas, ¿por qué un periodista las tendría?

Así me imagino el espacio donde la ignorancia es sustituida por un nuevo conocimiento

Más allá de este contexto particular, el no saber y la idiotez solo se relacionan cuando elegimos deliberadamente ignorar lo que ignoramos. Tal vez lo liberador de decir «no sé» en voz alta sea el hecho de hacer la transición de la oscuridad del desconocimiento hacia la luz, esa que invariablemente acompaña el descubrimiento de algo que, hasta ese momento, ni siquiera nos imaginábamos que podía existir.